CÓMO
AMPLIAR EL VOCABULARIO
La respuesta obvia es “leyendo
habitualmente”. Cuando se habla de “leer” a muchos les suena como si hubiese
que hacerlo arrastrando una bombona de butano cuesta arriba, o que los únicos libros
que existen en el mundo son los que se mandan en clase.
Esto no es verdad. Tampoco son los libros de literatura los únicos que
existen. Siempre habrá algún tema que te atraiga, sobre el que se habrán escrito
infinidad de cosas que quisieras conocer. Procura leer tan a menudo como
puedas, te lo manden o no.
Las palabras son un bien muy curioso:
adquirirlas es gratis, y se hallan al alcance de cualquiera. Sin embargo, la posesión de un léxico amplio,
rico y bien empleado es uno de los tesoros más reconocidos y envidiados por
todo el mundo. Además es un tesoro que,
en vez de gastarse con el uso, se incrementa cada vez más.
Pero leer no basta para conseguirlo. Además de leer, hay que fijarse
en las palabras; y además de fijarse hay que EMPLEARLAS. Para que esa
palabra que nos ha llamado la atención se grabe en nuestra memoria debemos
emplearla cuanto antes; y después, usarla cuando podamos. Las palabras son como
animalillos cariñosos: si descubres una que te gusta y la empleas a la menor
ocasión, verás como te sigue, agradecida, y aparece con más frecuencia ayudándote
en tus escritos.
No hay manera de conseguir un nivel aceptable si no TRABAJAMOS A FONDO
LOS TEXTOS, con esos borradores, revisiones y reescrituras que no me
canso de recomendar. También es útil documentar el léxico y la sintaxis antes
de escribir, con textos que hablen de cosas parecidas a las que vamos a
enunciar nosotros. La imitación es una buena maestra, siempre y cuando los
modelos sean correctos. Recuerda que al emplear sólo un léxico reducido, los
pensamientos se enmarañan y confunden con más frecuencia.
Hay muchas palabras que no se emplean en la conversación coloquial, y que
por ello afloran menos en los escritos. Cuando leas o escuches, fíjate en las
palabras útiles y trata de usarlas. No las más raras, sino las más
útiles para dar variedad a tu expresión. Por ejemplo, empleamos demasiadas
veces “darse cuenta (de algo)” en vez de “percatarse (de algo)” o “percibir
(alguna cosa)”. Igualmente, los alumnos de Secundaria abusan de palabras casi
comodines como “característica”, sin emplear otras como “aspecto”, u otras más
concretas según el tema del que se hable. “Pon la antena” y capta esas palabras
útiles que mejorarán tus escritos.
Y, de verdad, hazte un favor: si escribes habitualmente en internet, no
te complazcas en la vulgaridad ni en la chocarrería ni en la ignorancia. Cuando
escribes, sea lo que sea, elaboras tu estilo: esos “weno”, “pos”, “xo”, “xa”,
etcétera pueden tener su justificación en un sms; pero si abusas de ellos en tu
correspondencia, sin escribir mayúsculas ni tildes, a la larga conformarás un
estilo bastante cochambroso.